¿Cómo usé las redes sociales para recuperar a mis dos perros robados?

Si están aquí puede ser porque me siguen o me conocen y saben lo que pasó con Milo y Camus, los perros que me robaron hace unos días después de echarme escopolamina en Medellín.


O puede que se hayan enterado por las redes sociales o las noticias del robo de mis perros pomerania y por eso llegaron aquí.

Es importante, para los que no me conocen, que tengan en cuenta el estilo de mi blog: aquí se escribe con groserías (desde el 2011 y no va a cambiar).

Si no les gusta leer groserías, mejor salgan ya mismo porque verán muchas.

Y sí, escribo aquí todo en líneas, no en párrafos.

Dicho eso, lean este post bajo su propia irresponsabilidad...

Este es el post que me habría gustado leer justo cuando la pesadilla de Milo y Camus empezó y no sabía qué hacer.

Es similar al post sobre cómo encontrar trabajo que escribí hace un tiempo.

Una "obra de arte" que les servirá a muchos y no verán por ahí.

Contaré los hechos reconstruyéndolos de manera cronológica, desde que estaba en mi casa sin bañarme y no pensaba ni salir, hasta el preciso momento en que salgo en vivo con Milo y Camus en mi casa después de haberlos recuperado.

Así podrán entender, por fin, qué putas fue lo que pasó.

Están a tiempo de dejar de leer, ahí les boté la primer grosería para que lo piensen.

Hay muchas notas aparte que no vale la pena incluir en este post, pero pondré los links para que las lean directamente donde están.

Servirá para que puedan profundizar en detalles y que aquí quede solo lo importante.

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Milo y Camus, perros robados en Medellín

La historia que van a leer ocurre durante una semana, del jueves 3 al viernes 11 de octubre.


Empecemos...

JUEVES 3


Era la noche del jueves 3 de octubre de 2019.

Fecha que detesto porque siempre me pasa algo, la tengo muy presente, desde el colegio cuando decidí que no seguía, fue un 3 de octubre y muchas cosas malas me pasan siempre ese día.

Eso hizo que me confiara, pues prácticamente se terminaba el día y se rompía la mala racha que trae.

Grave error...

Aproximadamente, a las 9:00 p.m. me escribe Camilo Chacón, un amigo de la universidad que no veía por lo menos hace unos 10 años o más.

La persona más X del mundo en ese momento.

"Estoy en Medellín, ¿nos tomamos unas polas para adelantar cuaderno?".

Debí haber dicho que no, pero le dije que sí.

Que me esperara para que nos viéramos por ahí tipo 10:30-11:00 p.m. en el Lleras.

Yo no me había bañado y estaba engomado compartiendo por todos lados los videos de 1 minuto que esa semana empecé a hacer y estaban funcionando muy bien.

Además, llevaba unos 3 meses sin ir a Bendito Seas, una fonda que los jueves es barra libre.

Así que me pareció buena idea ir con un amigo y la verdad llevaba varios días sin salir a ese plan.

Normalmente, rumbeo mucho, muchísimo, pero he salido menos porque tuve un golpe financiero hace unos meses y estoy recuperando todo lo que perdí, por eso salgo a ratos, hasta que ya no genere perdidas, sino que sea un gasto sin problema.

Yo me entiendo...

El caso es que tomé un Uber, llegué a Bendito Seas y al rato llegó mi amigo.

Eran como las 11:00-11:30 p.m. cuando nos vimos.

Subí esta foto desde el sitio a las 11:10 p.m.

Todo iba bien, hablamos mierda, adelantamos cuaderno y tomamos unas polas con ron y 7UP.

Incluso, llegó Sander Vega, otro amigo que trabaja con temas de rumba y hablamos un rato.

Tipo 2:00-3:00 a.m. cada uno se fue porque Camilo es profesor y estaba en Medellín por un evento.

Sander igual estaba como de paso un momento por ahí y ya.

Yo estaba feliz bailando con unas viejas que eran de Villavicencio que también venían por un evento de la universidad o algo así.

Incluso, quedamos de vernos al otro día. Yo estaba relajado porque al siguiente día era viernes y no tenía que madrugar.

¿Qué podía salir mal?

A las 3:56 a.m. ya se había terminado la rumba y estaba afuera del sitio con unos extranjeros, viendo qué hacer.

Lo típico en Medellín es ir hacia Palmahía a seguirla porque aquí la rumba sí va como hasta las 6:00 a.m.

Incluso, subí este video donde se nota que estoy bien y que ni siquiera terminé la media de ron que había.

Cabe aclarar que la única vieja colombiana que sale en el video se parece un poco a la de las cámaras de seguridad que se robó a mis perros, pero no es ella.

Ella ni sabía dónde es Palmahía y es 100% confirmado que no fue ella, para los que preguntaban.

Recuerdo que tomamos como 2 taxis. Si no estoy mal, yo iba con la de pelo negro y los demás se habían ido adelante en otro.

El último flash que hay en mi cabeza es el momento en el que me bajo del taxi en el mall de Palmahía y veo que está bastante solo.

Es normal, pues era la madrugada del viernes y los jueves no es que salga todo el mundo.

A mí me gusta mucho ir a la Fonda Los Famosos porque va gente relativamente "bien" y es seguro.

Pero estaba solo, así que (seguramente) fuimos a La Guandola.

Ese siempre está con gente porque es el más visible.

Y, lastimosamente, en el que más robos  de este estilo ocurren.

Jamás volveré a La Guandola, ni por el putas.

De acuerdo al registro que hay en mi cuenta de Google, y que encontré días después, yo estuve en el mall de Palmahía exactamente desde las 4:01 y hasta las 4:38 a.m. del viernes 4 de octubre de 2019.

Por aquí está la captura que tomé del mapa.

En este punto la historia va así: estaba en Bendito Seas con unos amigos, luego fui a Palmahía con unos extranjeros.

Y sigue con un: no sé en qué momento de la historia aparece la mujer que me robó mis perros.

Es algo que estamos esperando resolver con las cámaras de seguridad de La Guandola y de Palmahía.

Lo que sí es seguro es que en esos 40 minutos que estuve allá, la vieja tuvo que haber aparecido.

Según Google, debí haber tomado un taxi con la vieja tipo 4:40 a.m. rumbo a mi casa.

Cuando eran casi las 5:00 a.m. las cámaras de seguridad de mi conjunto captaron todo, desde la llegada del taxi, hasta la huida con mis perros.

Es todo lo que se ve en estos videos que subí después.

Se ve, claramente, que yo venía bien y estábamos hablando.

Lo que se me hace raro es que yo me bajo del taxi (tenemos las placas) con la maleta de ella puesta...

VIERNES 4


Entre las 5:00 a.m. y las 6:20 a.m. del viernes 4 de octubre de 2019 ocurrió todo el robo.

Yo tenía varias cervezas en la nevera, supongo que nos las empezamos a tomar y ahí fue donde debió echarme escopolamina, pues cuando desperté estaban todas regadas en el piso.

En algún punto debí haber quedado inconsciente y ahí la vieja aprovechó para ponerse a esculcar todo mi apartamento a ver qué encontraba.

Se robó mi celular, un iPod, los audífonos del teléfono y, ahora que revisé, también unas pilas recargables que tenía con un cargador.

Ah, y mis dos perros.

Casi ni mierdita...

Desconozco por completo por qué putas se robó a mis perros, pues ya son viejos y tampoco es que cuesten un ojo de la cara porque no son de familias campeonas de no sé qué vainas.

Lo que se conoce como pedigrí.

La gente no compra perros adultos, compra cachorros como de 3 meses. Milo tiene 5 años y va pa' 6.

En este otro video, que me pasaron después, se ve que los perros no quieren irse y la vieja los empieza a arrastrar.

Unas 12 horas después de que ella se fuera con mis perros, como hacia las 5:30 p.m. del viernes, desperté.

Me sentía una mierda. Las piernas no me daban para poder ponerme de pie.

Uno en ese momento parece como un venado recién parido, de verdad.

Las piernas no reaccionan. Toma un rato poder incorporarse.

Acto seguido, se sienten ganas de vomitar y algo le dice a uno que es mejor hacerlo, se siente un sabor en la boca asqueroso, como a remedio.

Ahí en ese momento es que uno empieza a ver que todas sus cosas están desorganizadas.

Es una sensación horrible, similar al guayabo, pero 10 veces peor.

Y sí, el famoso efecto de "no recuerdo ni mierda" que causa la escopolamina.

Empecé a hacer un recorrido por el apartamento y veía todo desordenado, pero había cosas que no se habían llevado.

Era un poco raro, como que la vieja esculcó mucho y se llevó lo que menos se fuera a notar al salir.

Mientras iba viendo todo el desorden, llamaba a mis perros.

"Miiiiilo, Caaaaamus...".

Nada, no los veía.

Revisé por todas partes, a ver si estaba alguno por ahí escondido o algo así.

Me dio de todo cuando vi que no estaban las correas de ellos.

¡Jueputa!

Eso ya era demasiado raro.

En este punto de la historia, yo no tenía ni idea que había llegado a mi apartamento con una vieja X.

Por eso, no entendía qué pasaba.

Bajé corriendo por las escaleras gritando el nombre de los perros a ver si era que se habían salido o algo por el estilo.

Los busqué por todo el conjunto a ver si estaban por ahí o algo.

Nada.

Por las correas era obvio que alguien se los había llevado, ¿pero quién y por qué?

Fui a la portería a preguntar si sabían algo de mis perros.

Me dijeron que la mujer con la que entré se los había llevado.

Pedí que revisaran las cámaras.

Fue una sensación muy extraña, era verme a mí mismo haciendo algo que no recuerdo y acompañado de una persona que no sabía quién putas era.

Mientras esperaba, entré desde mi computador a Facebook a poner el típico post de que me robaron el celular, ver si alguien me ayudaba a bloquearlo y ese rollo.

Esa publicación la hice a las 6:00 p.m. del viernes.

Duré toda la noche del viernes tratando de que me mostraran los videos, pues se necesitaban unos permisos y mierdas.

El maldito vigilante se hacía el güevón, es uno que siempre ha sido muy negligente y una vez me quería poner una multa porque se equivocó y tuve que quejarme con la administración.

Se lo he dicho directamente "usted es un negligente".

Otro de los vigilantes, que sí es muy buena gente y bastante colaborador, me ayudó con los videos.

Yo bajaba como cada dos horas a ver si ya y así.

SÁBADO 5


Hacia las 3:00 a.m. del sábado 6 de octubre, pude ver bien los videos.

Decepción total. No sabía qué hacer.

Este es el punto donde me habría servido muchísimo leer este post que estoy escribiendo.

Y que a alguien le servirá en un momento similar.

Si es usted, hágame caso a todo lo que le voy a decir a continuación.

Si yo pude encontrar a dos, usted puede también.

Lo que necesita es creer que sí es posible y ponerse a hacerlo.

No haga lo que yo hice al comienzo...

Lo primero que hice, unas horas después de haber visto los videos y dormido por ratos, fue publicar un post que indignó a mucha gente.

A las 5:46 a.m. del sábado conté en esta publicación que alguien me había robado los perros.

Creo que ahí me acosté a dormir.

En ese momento es que uno se da por vencido, sin haber peleado.

Este preciso momento es lo que hace la diferencia. Es lo que define si esa mierda que le acaba de pasar se queda así o hace hasta lo imposible por solucionarla.

Es la parte en la que muchos van a abandonar y los entiendo porque a mí me pasó.

La verdad, ese momento es una gonorrea, es como cuando uno ve que lo dejó el avión.

Como que todo le indica a uno que ya pailas, que no hay solución.

Una cosa es que los perros se pierdan y otra MUY diferente es que un completo desconocido se los robe.

Si se pierden, uno avisa, escribe, publica, hace lo que sea para que la gente esté pendiente por si los ve.

Hasta ofrece una recompensa porque ahí no hay malas intenciones.

Es algo que se perdió y se puede encontrar o alguien puede haberlo visto. Ahí hay esperanza de que estén cerca o alguien "bueno" los tenga.

Imagínense tener que buscar dos agujas en un pajar del tamaño de Medellín.

Y súmenle que no estaban perdidos, sino robados.

Me vi solo. Sin nada, ni nadie que pudiera ayudarme.

Resignación total.

No quería saber nada de nadie, me quería desconectar del mundo y me acosté a dormir, estaba mamado.

Creo que hacia el medio día del sábado 5 de octubre fui al centro a reponer la sim card, comprar otro teléfono y empezar casi que una nueva vida.

No quería pensar más en lo que pasó, no veía luz al final del túnel.

Hagan de cuenta, como cuando a alguien le rapan el celular en la calle, luego el tipo se sube a uno moto y uno, por más que corra, solo ve cómo un desconocido se aleja.

Exactamente, esa impotencia tenía.

¿Cómo recuperan ustedes ese celular? 

Si les ha pasado, saben a qué me refiero, uno le echa tierrita y ya. Sabe que no lo va a recuperar, no hay pistas, no hay nada.

El ladrón puede estar a kilómetros y usted no tiene ni idea quién es.

Repuse la sim card, compré otro teléfono, caminé mucho y fui a comprar unas películas.

Incluso, compré una boleta para ver El Joker.

Pensé que era justo lo que necesitaba para desconectarme de todo.

No sirvió para nada, me pareció bastante mala esa película, no es lo que yo esperaba que fuera.

Ya por la noche, volví a mi casa.

No quería hablar con nadie, no quería saber de nada, quería estar solo y no pensar en lo que había pasado.

Simplemente, empezar a superar la situación. Borrón y cuenta nueva.

Pero una amiga no permitió que eso pasara.

Mientras yo estaba dando vueltas, queriendo desconectarme de todo, Tatiana Álvarez hizo lo que yo tenía que haber hecho desde el primer momento.

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Tweet de Tatiana buscando a Milo y Camus

Fue ella quien empezó a publicar en sus redes lo que había pasado y puso una foto de Milo y Camus.

Como me había etiquetado, me llegaban todas las notificaciones.

Empecé a ver que mucha gente estaba interesada en ayudar.

Parecía de mentiras.

No eran 2 o 3, vi que eran suficientes personas para que algo pasara.

En Twitter ya era algo notable.

Meses atrás, ella se había quedado en mi casa por una situación difícil en la que estuvo y pude ayudarle.

Conoció en ese entonces a Milo y a Camus. Milo la mordió. Él es así, no le gusta que lo jodan.

En este punto es que empieza la historia.

Yo sé, están mamados de leer, pero es que aquí se pone buena esta mierda y yo escribo bacano, así que no jodan y sigan leyendo, esto les va a servir en algún momento y lo van a usar.

Además, no han leído un culo, es una ilusión óptica por el rollo de escribir en líneas. Parece que fuera muchísimo y no lo es.

En ese punto, ya tarde en la noche del sábado, teniendo el celular con todas las aplicaciones instaladas, fue cuando me dije "Pues qué hijueputas, voy a hacer lo que mejor sé hacer".

Me acosté a dormir.

Jajajaja. Mentiras.

Bajé emputado por ese ascensor, con la mala suerte de encontrarme, una vez más, al vigilante mala clase.

Le dije, necesito ver de nuevo los videos para grabarlos con mi celular y publicarlos para coger a la vieja.

"Toca esperar al compañero, eso no se puede hacer".

¿Ah, sí? ¿Sí? ¡Maldita sea! ¿Cree que me va hacer la misma de la noche anterior y ponerme a bajar 3 o 4 veces toda la madrugada?

¡Pues no!

Ahí yo ya estaba mucho mejor y tenía teléfono.

Era ya muy tarde y le dije que si no me mostraba los videos, iba a marcarle ya mismo a la administradora a ver si a ella le iba a decir lo mismo.

Le dije como 10 veces "usted es un negligente" y parte de la culpa fue por la vigilancia porque dejaron salir a la vieja con mis perros.

Ahí se emputó. (Y si está leyendo esto, sí, usted es un negligente y se lo seguiré diciendo sin ningún problema).

Llamó al compañero, al buena gente.

Grabé los videos y me puse a editar para que quedara todo en uno solo.

DOMINGO 6


A las 3:06 a.m. del domingo 6 de octubre logré subir el video a mi página de Facebook.

Seleccioné la opción que no era, por el estrés y el afán, y eso hizo que saliera al aire como publicación unas horas después.

Fue el mejor error que pude cometer, ya verán por qué...

A esa hora, decidí que esto iba a ir en serio y necesitaba dormir.

Podía seguir derecho, pero eso no me iba a servir para estar todo el día atento.

A partir de este punto, para mí todos los días parecían ser el mismo día.

Perdí la noción del tiempo.

No sabía qué hora era, qué día era y tampoco me importaba.

Para las personas que trabajan en oficina, esto habría sido imposible de lograr, a menos que cuenten con apoyo de otras personas de su casa, pierdan el trabajo o pidan un permiso especial.

Seguramente, no habría podido hacer todo lo que hice si tuviera que haber ido al trabajo.

Por fortuna, trabajo desde mi casa con mi horario y las personas con quienes tenía asesorías programadas entendieron la situación y me ayudaron mucho.

El caso es que dejé ese video medio subido y dormí lo que pude.

A las 8:18 a.m. del domingo 6 de octubre pensé que era buena idea subir también a mi perfil personal los videos.

En esta versión, los subí todos por separado.

Esa publicación fue un hit.

Y al rato, a las 9:10 a.m. se publicó, ahora sí, el video que había subido a la madrugada en mi página.

Ese video fue la publicación más importante para empezar a buscar a la ladrona de mis perros.

Ha sido visto más de 160.000 veces y la publicación les ha llegado a más de 290.000 personas.

Ahí, justo en ese momento, se despertó mi esperanza de recuperar a Milo y a Camus.

Justo ahí fue cuando decidí que no iba a descansar hasta que los encontrara.

Esa ciudad que hace unos días me parecía gigante, me empezó a perecer pequeña.

Es como si tuviera cientos de miles de ojos buscando a dos perros y una  mujer.

Los dos perros eran muy fáciles de identificar, pues son poco comunes, en especial el color de Milo.

Y la vieja, también era fácil: bajita, gorda, de pelo largo y piel blanca.

A las 12:10 p..m. grabé un video donde expliqué qué era lo que había pasado y cómo.

El tema se empezó a mover solo. La indignación, preocupación, apoyo y hasta resentimiento, hicieron que mucha gente se sumara.

Por todos lados empezaron a escribirme, llamarme, enviarme mensajes por WhatsApp... de todo.

No me la creía, estaba dando resultado. Eso me motivó más.

Varios decían que fuera a "La Minorista", una plaza horrible donde en la parte de atrás venden animales.

Es donde suelen llevar a los perros robados a venderlos.

Ir allá me rompió el alma cuando preguntaba si vendían perros como los míos. Vi uno blanco grande, más grande que Milo.

El tipo que lo tenía en una jaula lo despertó golpeando la jaula. Sentí como si fuera Milo. Fue la parte más dura.

A ese perrito blanco ya lo rescataron con ayuda del Club Pomerania Medellín, que también me ayudó mucho .

Recorrí toda esa mierda y no los encontré, no estaban allá.

Todo lo que hacía, lo replicaba también en Instagram, Twitter, mi página de Facebook y Linkedin.

Y en la cuenta de Instagram de Milo y Camus.

Pero para efectos de comodidad, solo voy a poner links de lo que salía en Facebook. Hagan de cuenta que lo mismo se publicaba en las otras redes.

Un par de horas después, me fijé que la foto que más se estaba moviendo era una foto vieja, la que compartió Tatiana.

Eso iba a hacer que no los reconocieran, así que a las 2:08 p.m. publiqué una foto más reciente.

Sirvió mucho.

En la tarde del domingo, el tema ya era tendencia y los medios de comunicación se empezaron a sumar.

El primero que recuerdo fue Minuto 30. Un articulo escrito por Julián Medina.

La vaina ya se volvía en serio.

Alguien me dijo que vio unos perros igualitos el sábado en la noche, hacia las 6:00-7:00 p.m. en Premium Plaza, un centro comercial que hay aquí en Medellín.

Fui hasta allá a preguntar, a ver si lográbamos alguna imagen de la ladrona.

Los perros que vieron, aún no sé si fueron los míos, estuvieron amarrados afuera del Crepes & Waffles, mientras unas personas comían.

Esto me lo confirmó la administradora del restaurante.

Tuve que volver al día siguiente porque era domingo y la administración del centro comercial no estaba abierta.

A las 3:39 p.m. del domingo subí otro video desde Premium Plaza, contando cómo iba la cosa.

Sentía que iba siguiendo el rastro de los perros.

A las 5:17 p.m. subí otro video haciendo un resumen de cómo iba todo.

En este punto, ya eran miles de personas las que estaban pendientes y aparecieron los medios de comunicación para empezar a hacerme notas y ayudar.

Alejandra Melo Benítez, una amiga que conozco desde hace unos 10 años, me ayudó con el contacto de varios periodistas.

Ella adora a los perros.

Esa fue otra parte muy importante. Varias páginas y grupos animalistas de Medellín y Colombia se sumaron.

Cada vez me sentía más acompañado.

No se parecía en nada la situación a cuando creí que la ciudad era muy grande y no iba a poder.

¡Ni por el putas! Ya iba embalado, esto iba hasta el final...

Ya era de película y faltaba todavía más.

A las 7:08 p.m. del domingo 6, empecé a enfrentar las críticas, gente mala onda y los hijos de puta que creían que todo esto me lo había inventado porque no tenía nada más que hacer.

En una publicación comenté que no iba a salir llorando, ni haciendo show porque no soy así.

Esta parte es supremamente importante para quienes estén leyendo esto y se encuentren en una situación similar.

Prepárense para recibir todo tipo de críticas, insultos, enemigos, gente que ni siquiera recordaban que existía y desconocidos haciendo el papel de jueces.

Yo creo que esa parte no le queda fácil a cualquiera. En mi caso tengo experiencia controlando eso.

Trabajo con redes sociales desde hace 10 años y tengo varios grupos. Es como el pan de cada día.

En este otro post explico algo que les servirá para no dejarse vencer por esa mierda.

Una recomendación importante es que eviten a toda costa distraerse con eso y enfóquense en lo importante.

Aquí les explico qué pueden hacer.

A medida que el tema crecía, entendí que debía empezar a ver esta situación, no como la búsqueda de unos perros perdidos, sino como la negociación de unos perros robados.

En este punto, era MUY probable que la ladrona ya supiera que la estaban buscando.

Y esa era la idea.

Así que empecé a hacer mucho énfasis en eso y publiqué algo al respecto a las 10:19 p.m.

El siguiente día fue muy importante, pues iniciaba la semana.

LUNES 7


Ya era el lunes 7 de octubre de 2019.

En ese punto el tema se había convertido en algo grande, había miles de comentarios, interacciones, personas apoyando, yo estaba con mi cerebro funcionando perfectamente y enfocado en el objetivo: encontrar a Milo y Camus.

Era hora, al mejor estilo de Batman, de empezar a recoger pistas y cualquier cosa que nos llevara a la ladrona.

Ahí ya había revisado los mapas de Google, me escribían dónde era importante buscar, publicar, revisar y demás.

Ese lunes la cosa ya se puso pesada. Llegaron todos los refuerzos...

Por la mañana regresé a Premium Plaza y hablé con unas personas de la administración y la empresa de seguridad encargada de las cámaras.

Todos muy atentos a ayudar.

Empezaron a salir noticias por todos lados, en los principales medios del país.

Noticia en El Tiempo.

Noticia en Publimetro. (con esta recuperamos a Milo)

Noticia en Periódico Amarillo.

Noticia en Caracol Noticias.

Noticia en Noticiero Universal.

Noticia en Colombiano 24.

Noticia en Teleantioquia.

Noticia en Canal Uno.

Noticia en Pitalito Noticias.

Noticia en Q'Hubo.

Noticia en Entorno Inteligente.

Noticia en Head Topics.

Noticia en CM&.

Noticia en Telemedellín.

Hasta en Perú salió la noticia, en La República.

De verdad, muchas gracias a todos los periodistas de los diferentes medios que publicaron la noticia, a los que me buscaron y a los que respondieron los mensajes cuando los busqué.

Muchas gracias a todos, menos a los hijos de puta de el diario El Colombiano, que no me quisieron ayudar.

Les escribí dos veces, pues son el medio de comunicación que más podría haber ayudado en la ciudad y les valió verga cuando me comuniqué con ellos.

Ustedes también son unos negligentes, empezando por el que me respondió el mensaje a través de su página de Facebook.

Mientras escribo esto, un amigo me acaba de enviar una foto de Milo en Canal El Tiempo.

Los medios tradicionales y asociados a las noticias están en crisis porque toda la pauta de los anunciantes se está yendo para digital y por eso se están haciendo despidos masivos.

Es otro tema, pero es bueno mencionarlo. Sin ellos, no habría podido llegar a muchas personas.

Muchos escribieron al final que fue "gracias al poder de las redes sociales".

A todos les respondí que fue la suma de muchas cosas. Incluyendo lo que sigue en esta historia, la pesada...

Seamos sinceros, si uno se roba algo y aparece la noticia en todos estos medios, la cosa no es cualquier maricadita.

Yo estaría cagado del susto si fuera un ladrón. Ver que miles de personas me están viendo cometer el robo no es nada divertido.

Pero la cosa se ponía peor para la ladrona...

Me empezaron a contactar de la Alcaldía de Medellín y también de la Secretaría de Seguridad y Convivencia de Medellín.

El  lunes 7 de octubre esto ya era noticia local, con cara de nacional.

Con el apoyo de la Alcaldía y la secretaría sentí un alivio muy hijueputa.

Fue como si llegaran Los Magnificos a decirme "qué hay que hacer".

De ahí, la cosa saltó a algo más grande. Ahí ya fue como haber recibido el apoyo de Rambo y Terminator...

Me contactaron directamente con la SIJIN y con la Policía Nacional.

Era de no creer...

Ahí dije, ni por el putas voy a dejar que esto termine sin que encuentre a mis dos perros.

Lo que parecía imposible unos días antes, parecía algo que iba a ocurrir muy pronto y esa fue la idea que me implanté en la cabeza.

Al mejor estilo de Inception (El Origen), me mentalicé en que iba a pasar.

Es un pajazo mental que uno se mete, que sabe que puede que no ocurra, que tal vez no funcione, que tal vez genere más decepción...

PERO logra que uno se empiece a creer el cuento.

Ahí también se sumó la frase que he puesto por ahí de Mario Luna.

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Esta frase de Mario Luna me retumbó en la cabeza toda la semana

A él le debo el seguir luchando, sin importar qué pasara al final.

A las 3:42 p.m.del lunes 7 de octubre, subí este video que no muchos tuvieron en cuenta (menos mal).

Ahí estaba en la zona donde queda un bunker de la Fiscalía, la SIJIN y otras entidades similares.

Ese mismo día, estando en la SIJIN, hicimos la denuncia ante la Fiscalía, contando todo lo que sucedió.

Háganlo.

A partir de ese momento, no era más un pobre güevón buscando dos perros...

Era un pobre güevón buscando dos perros con la ayuda de miles de personas, la Alcaldía, la Secretaría de Seguridad, la SIJIN, la Fiscalía y los principales medios de comunicación del país.

Eso ya es otra cosa.

Más tarde en mi casa, a eso de las 9:43 p.m. hice este Facebook Live.

Ahí empecé a hacer una serie de transmisiones en vivo, a medida que la investigación que hacía iba avanzando.

Era una forma de coordinar a miles de personas a distancia.

Le sumé algo muy importante: pagar anuncios en Facebook e Instagram.

Es algo que iba haciendo de acuerdo a la información que recibía y es lo que les puede servir cuando no cuenten con el apoyo que yo conté.

Con los anuncios uno no necesita tener muchos seguidores, pues las publicaciones llegan quien quiera uno que lleguen.

Y lo más importante: en la zona que uno quiere que las vean.

Esto fue clave.

Puse 4 tipos de ubicación geográfica: la Minorista, Guayabal Cristo Rey, el MetroCable de Santo Domingo y Medellín en general.

Se me pasó haber puesto los de Premium Plaza...

A las publicaciones que hacía en mi página de Facebook, luego les metía algo de pauta (anuncios) para que los vieran personas en esas zonas.

A diferencia de una campaña publicitaria, esto era mucho más fácil.

No involucraba embudos de conversión, ni nada por el estilo.

El objetivo no era vender algo.

Tampoco requería ningún tipo de segmentación por intereses. Era más simple.

Cualquier persona que estuviera en esas zonas.

¿Por qué? Porque a una vieja o dos perros los ve cualquiera en la calle.

Esto equivale a llenar la ciudad de carteles en los postes buscando un perro.

Algo así como llenar de carteles las pantallas de miles de celulares buscando dos perros.

Y funcionó.

Anuncio que ponía, anuncio que lograba que me empezaran a escribir, se enteraran y se sumaran a ayudar.

Y sí, a eso me dedico y doy asesorías por si quieren aprender a usar la plataforma de anuncios de Facebook e Instagram.

Llegó un punto en el que me enviaban fotos y fotos de diferentes perros parecidos.

Recuerdo que en esa semana se recuperaron como 4 parecidos.

MARTES 8


Martes 8 de octubre de 2019, seguía la búsqueda y daba cada vez mejor resultado la suma de todas las fuerzas.

Menos los de El Colombiano, esos hijueputas no ayudaron para un culo.

Al medio día llegó el segundo golpe, un golazo.

¿Recuerdan el primer video donde se ve a la vieja?

Pues me llegaron todos gracias a la empresa de seguridad y venían con una sorpresa...

Un video que los vigilantes no me habían mostrado.

Saquen sus propias conclusiones de por qué no me habían mostrado el video...

Ese video fue importantísimo.

Era indignante.

Pura gasolina para las redes sociales.

Todos sentimos la misma rabia al verlo, ver cómo ocurrió todo.

Ahí, sabía que se acercaba el momento de encontrarlos.

Empecé a decir y a decirme a mí, "hoy va a ser el día".

Un pajazo mental que me empecé a creer y hacía que la gente sintiera que todo era mentira o que estaba preparado.

Pero no, no era así.

Muchas personas, por no decir muchos hijueputas, escribían que era una estrategia de marketing digital y cosas por el estilo.

Entre el vigilante que les mencioné arriba, El diario El Colombiano y esta gente, no sabía cuál aportaba menos.

Pero nada, yo seguía.

Leía comentarios, publicaba, respondía, comentaba, buscaba, contestaba llamadas.

Parecía un call center humano.

Imaginen recibir cientos de notificaciones en su perfil de Facebook, su página de Facebook, sus grupos de Facebook, su cuenta de Twitter, su cuenta de Instagram, la cuenta de Instagram de sus perros, Linkedin, WhatsApp, Messenger y llamadas telefónicas.

Así fue una semana completa.

Por eso perdí la noción del tiempo, para mí era como si todo ocurriera en un solo día.

Durante ese martes, alrededor de las 6:30 p.m. me escribió alguien por WhatsApp, preguntando si yo era el dueño de los perros que se habían perdido.

"No se perdieron, me los robaron" contesté con algo de rabia.

Me dijo que a él le estaban como vendiendo/regalando uno y se parecía mucho a uno de los míos.

No le presté mucho interés, pues tenía varios mensajes con la misma frase de "yo tengo a su perro", "vi uno igualito" y así por el estilo...

Le dije que le tomara una foto para poder verlo.

Me envió dos fotos.

Era Milo...

¡JUEPUTA! Era Milo.

Se me aceleró la respiración y tuve esa sensación que se están imaginando, esa sensación que le recorre el cuerpo a uno como si hubiera 96565456345469 Amparos Grisales oyendo a alguien cantar.

No me la creía, el pajazo mental de "hoy es el día", "muy pronto", "falta poco", "ya casi" y todas esas frases con las que le respondía a la gente, se estaban convirtiendo en realidad.

Me explicó que lo tenía desde hace un par de días (domingo en la noche) y alguien del trabajo vio la noticia en Publimetro (los amo), de unos perros robados y le dijo que se parecía al que él tenía en la casa.

Por eso, decidió llamar a preguntar para evitar problemas y devolverlo.

Esa noticia sirvió para recuperar a Milo.

La de El Colombiano no, porque esos hijueputas no publicaron nada.

Acto seguido, contactar al agente Tavares de la SIJIN y contarle la situación.

Él es quien me ha acompañado desde el comienzo en todo el caso. Una chimba su apoyo.

Me respondía cosas como "estoy un poco ocupado, resolviendo un casito de un robo de 500 millones".

Y yo como "ah, ok".

Era un poco grande la diferencia de los casos que siempre estaba por ahí resolviendo, así que me asignaron la ayuda de un patrullero de la SIJIN y otra persona que no recuerdo su cargo, pero era bastante intimidante.

Me sentía muy seguro con su apoyo.

Llegué a la SIJIN y de ahí fuimos a la zona donde estaba Milo.

Irónicamente, el barrio se llama 'La Esperanza'.

Una vez más, esta mierda parecía de película, de "no te lo puedo creer".

Y sí, ahí les doy la razón. Muy loco todo.

"Reclamo el armamento y salimos" me dijo el patrullero.

Un barrio bastante complicado, bien arriba de Medellín, cerca al MetroCable de Santo Domingo (por eso después empecé a poner anuncios allá también).

La zona es muy similar a lo que se ve en La Vendedora de Rosas, me sentía en la película, literal.

Dimos con la casa, yo iba cagado del susto.

No sabíamos qué nos esperaba.

¿Era mentira? ¿Era una broma? ¿Era una trampa? ¿Sí estaba ahí?

Esas y más dudas las van a poder resolver en el próximo post donde contaré cómo fue el rescate de Milo.

Gracias.

Mentiras, ya mismo les cuento cómo fue.

Bajaron los agentes de la SIJIN, el más intimidante tocó la puerta y el otro se ubicó al otro lado, tratando de ver bien quién más se encontraba adentro.

Abrieron la puerta, un hombre y una mujer.

Y en la mitad... ¡Milo!

"Milo" le dije y se vino batiendo la cola.

Se veía bien, estaba tranquilo.

La mujer dijo que por fin movía la cola.

Dos personas que terminaron metidas en todo esto, posiblemente, sin tener nada qué ver y a quienes les agradezco por cuidar a Milo.

Hasta lo llevaron al veterinario.

Las versiones de por qué lo tenían eran un poco enredadas, pero se notaba que de ahí para atrás la cadena era larga.

Que fue un señor que se lo recibió a otro señor que se lo había recibido a otra señora y así sucesivamente...

El caso es que teníamos a Milo, habíamos logrado recuperarlo.

¿Y el otro perro?

"No, solo estaba Milo" respondió el señor.

Eso fue un giro muy hijueputa en la historia.

Algo completamente inesperado.

Ni George R. R. Martin se animó a tanto...

Pero bueno, uno de dos. Vamos bien.

Volvimos a la SIJIN y de ahí regresé la noche del martes 8 de octubre a mi casa, con Milo, felices los dos.

Milo es bien antisocial, pero parece que esas personas lograron hacerlo sentir bien.

¿Se imaginan que llegue la SIJIN a la puerta de su casa a decirles que el perro que tienen ahí escondido es robado?

Grave la cosa... Preferible avisarle al dueño y pronto.

Eso fue lo que escribí en este post a las 10:39 p.m.

La foto no es gratis, Milo salía de la ecuación y seguía Camus.

Duré toda la noche pensando cómo iba a dar la noticia al otro día, me pareció que iba a ser mejor darla temprano para empezar el día que darla casi a la media noche.

Y así lo hice...

MIÉRCOLES 9


Miércoles 9 de octubre a las 9:27 a.m. "Recuperamos a Milo, nos falta Camus".

Esa frase fue la que usé para dar la noticia. Lo hice a través de está transmisión en vivo.

Cada vez parecía más una serie de Netflix y John Wick.

Justo lo que dije que no quería que pensaran que era, pero son cosas que uno no puede controlar y van ocurriendo.

Después del Facebook Live, tomé esta foto, era el titular del día.

Salir a la calle era incómodo, todo el hijueputa mundo me reconocía.

Es una sensación muy fastidiosa sentir que todos alrededor lo están viendo a uno y se quedan murmurando.

Pero no importaba, eso era buena señal. Todos sabían, todos estaban pendientes, eso era muy útil.

Ahora tocaba emprender la búsqueda de Camus, decidí quitar a Milo de las fotos que empecé a publicar.

Nombre, teléfono y situación. Busqué una imagen que cualquiera pudiera descargar, guardar, compartir y que otro pudiera replicar.

Esta fue la imagen que hice y publiqué a las 2:36 p.m. del miércoles 9 de octubre.

Para ese momento, Instagram se empezó a mover mucho con la ayuda de muchas personas que compartían la imagen como historia, modelos, gente con muchos seguidores y también cuentas como la del Club Pomerania Medellín y animalistas.

Era cuestión de tiempo.

Ahora sí, el pajazo mental que me había metido no era ningún pajazo mental, sabía que iba a encontrar a Camus.

El man es muy listo, sociable, no jode y sabía que faltaba poco para dar con su paradero.

9:01 p.m. ¡Distracción!

En la noche recibí un mensaje por WhatsApp, un tipo me decía que la hermana había visto a Camus, que lo acababa de ver.

Me dio el número y le escribí.

La vieja decía que lo acaba de ver en Guayabal Cristo Rey. Según ella, lo llevaba una mujer con la misma cadena de la foto.

Fue una conversación 10000000% sospechosa, no le creía nada y cuanto más me decía, menos creíble se volvía...

Dijo como 3 cosas diferentes de dónde se supone que era el color rojo de la cadena.

Arriba, abajo, en la mitad, a un lado al otro, al centro, que en el cuello y así. No se decidía...

Era simple: el mango de la cadena era lo único rojo.

Ese detalle de la cadena funcionó porque pensé que si Milo aún la tenía, era probable que Camus también.

Y fue el detalle del cual la vieja se pegó porque lo puse en una de las publicaciones.

Me decía que fuera hasta allá, que el novio estaba en la moto y se fue a seguir la vieja.

Importante para los que estén en esta situación, escríbanlo por ahí o algo: no crean nada que no tenga fotos y videos.

Sin fotos y sin videos, cualquiera ve unicornios y elefantes rosados.

Le dije que mejor me ayudara tomando fotos o un video. Ni por el putas iba a irme allá a encontrarme con unos desconocidos. Todo sonaba muy falso.

De hecho, ni me volvió a escribir.

Aún así, decidí actuar.

Si no podía ir, sí podía tener miles de ojos en segundos y que sí estaban allá.

Puse de inmediato esta publicación por todos lados.

Y al rato, pauta para que la viera principalmente la gente que estaba en la zona.

Es la hora que no sé si era real, inventado, uno parecido o solo distracción.

Finalmente, sirvió porque puso alerta a mucha más gente.

JUEVES 10


Jueves 10 de octubre, ya había pasado una semana.

Jueputa, ya era mucho tiempo. Ni siquiera era consiente de que había pasado una semana desde que salí a tomar algo y adelantar cuaderno con este otro güevón.

Una semana sin dormir nada, no podía hacer bien las asesorías que tenía porque me tocaba interrumpirlas para recibir llamadas, responder mensajes y cosas así.

Debía hacerlo, pues cualquier número desconocido podía ser la llamada ganadora.

Me la pasaba tomando Vive 100 para estar despierto.

Ayudó más el Vive 100 que los hijueputas de El Colombiano.

A las 10:23 a.m. puse esta otra foto de Camus.

Todas las fotos recientes se habían perdido en el celular que me robó la vieja.

Y eso era un problema, pues estos dos manes en realidad son súper peludos y hace unas semanas les habían cortado el pelo.

milo-camus-robados-medellin-riclargo
Esta foto de Milo y Camus era más reciente

Milo parece el Capitán Cavernícola normalmente.

Por eso se veían diferentes y no servían fotos viejas.

De hecho, me atrevo a decir que ese maldito corte fue lo que hizo que la vieja pensara que los perros costaban quién sabe cuánto y que iba a poder venderlos.

Por el tamaño, seguro pensó que eran un par de cachorros o algo así.

Sin tener idea de que se llevaba a dos viejos de casi 6 y 3 años respectivamente.

No volveré a cortarles el pelo, llaman demasiado la atención.

Ese jueves 10 de octubre fue el día más importante, lo que en publicidad se conoce como el Día D.

También en temas militares el Día D se refiere al día clave para invadir la zona.

Tiene una particularidad: es secreto, nadie lo sabe, pero está todo planeado que ocurra algo importante.

Hacia el medio día, había como 3 versiones diferentes del paradero de Camus.

En ese momento, me sentía como en la escena de Avengers Endgame en la que todos se están dando en la jeta y Dr. Strange está analizando los 14,000,605 futuros posibles.

Sentía que estaba buscando no a uno, sino a varios perros. Todo el mundo lo veía, lo tenía o cosas así.

Una versión era la de Guayabal Cristo Rey.

Otra era la de un hijueputa que me escribió por WhatsApp diciendo que él se lo había comprado a una vieja y se lo había llevado a una finca.

Supuestamente, se lo había comprado a una vieja en Cristo Rey (qué casualidad) y que la supuesta finca era en Andes.

Eso queda en la mierda.

Decía que si lo quería recoger, que fuera. Decía que estaba ocupado y que iba a almorzar.

Que el perrito estaba como triste y no comía, que hablara con el administrador de la finca.

Le pedí fotos o videos o que el tal administrador los tomara y me los enviara por WhatsApp.

"Por allá no usan eso".

Le seguí el juego a ver qué más decía, él fingía estar ocupado y hasta se ofendía.

Ser comunicador social me ayudó mucho en esta situación. Uno se fija en todo...

Adicionalmente, salió otra versión.

"Su perro está en La Esperanza, por ahí arriba del MetroCable de Santo domingo, por El Pinar".

Ese día, muchas personas empezaron a escribirme que habían visto a Camus.

"Una mujer lo está ofreciendo, lo está vendiendo".

"Gorda, piel blanca, bajita, pelo oscuro".

En este punto, no sabía qué hacer, pero sí sabía que era hora de actuar, ya eran demasiados días con Camus fuera de la casa.

Le conté las 3 versiones al agente de la SIJIN que lleva el proceso.

"Según su experiencia en estos temas, ¿cuál versión cree que tiene más sentido?".

La de La Esperanza, cerca de donde estaba Milo, me dijo.

Me sentí más o menos, así.

Esa tarde no publiqué nada, a varios se les hizo raro.

Solo puse una foto muy simple, sin detalles.

Si me querían confundir, yo también podía crear algo de distracción...

Sutilmente, puse la publicación etiquetada como si estuviera en el MetroCable.

Un mensaje que solo alguien iba a entender.

Lo que estaba haciendo mientras tanto, hacia el final de la tarde, era convocar ayuda de todo el mundo, menos de El Colombiano, esos hijueputas no ayudan.

Policía, SIJIN, Secretaría de Seguridad, un par de personas de medios...

Hacia la noche, ya tenía ya la ubicación de la vieja. Era todo o nada...

Los anuncios de esa zona habían dado resultados.

"Ese perrito no es muy común por aquí".

"Sí, es la mujer del video".

"Lo está vendiendo".

"Nunca había visto un perrito así".

Tantas personas dando información no podían ser casualidad.

Esa zona es bastante compleja, no tanto como la zona donde estaba Milo en cuanto a seguridad.

Pero sí en cuanto a ubicación.

Es una trocha sin direcciones. Todo me lo dieron por indicaciones, me enviaron ubicaciones de WhatsaApp y cosas así.

Te amo, Google Maps.

Hablé en la tarde con el secretario de seguridad, algo nada fácil de lograr. Me ayudó mucho para coordinar algo con los policías de la zona.

Ya era tarde en la noche cuando salí hacia la estación de policía cercana al MetroCable.

La estación Popular.

Allá conocí al Capitán Adolfo Goméz, él iba a ayudarme en conjunto con otros policías de la zona.

Yo estaba ansioso, Milo estaba en la casa y yo sabía que no iba a regresar si no era con Camus.

Le dejé un montón de agua porque no sabía a qué hora iba a regresar, no sabía qué me esperaba.

Chalecos antibalas, municiones, policías de aquí para allá...

La cosa iba en serio.

Después de tener clara la descripción física de la mujer, la descripción del perro y la zona donde estaban y habían sido vistos, salimos a buscarla.

Entramos a una parte donde es como una trocha, viendo las ubicaciones que me habían enviado y guiándonos por las señas que me dieron, sumado a que la Policía conocía lo zona.

Yo iba en una de las patrullas. Creo que iba otra y como una o dos motos.

Vimos a una mujer caminando, cumplía con la descripción.

"Esa es" dijimos todos.

Y sí...

¡Esa era!

Se bajaron de la patrulla y la abordaron.

Yo no me bajé, vi todo desde la ventana.

Le quitaron al perro (orinó al policía que lo tomó. Literalmente, se orinó del susto).

Ellos se quedaron indagando a la vieja.

Algo así como cuando a uno lo paran en la calle a pedirle los papeles.

A ella le tomaron los datos, tienen toda su información y efectivamente es la misma persona que me robó.

Ya en la estación. Me hicieron entrega oficial de Camus.

Camus olía horrible, como a cigarrillo y marihuana. Estaba muy asustado.

A él no le fue tan bien como a Milo. Se notaba que estaba desesperado.

En la estación, cuando le fueron a tomar la foto para el registro, yo lo puse sobre una mesa y no lo pensó dos veces para saltar al piso y salir corriendo hacia la salida.

Yo salí corriendo detrás de él, no podía terminar así la historia. Él corre mucho y nadie lo habría alcanzado.

No sé cómo me tiré, como si fuera un arquero tapando el último penalti en la final del Mundial.

Logré cogerlo del pelo.

No lo volví a soltar, solo cuando hicimos la entrega con el capitán.

Todo quedó grabado en este video, cuando el Capitán Goméz me lo devuelve.

Más tarde me trajeron hasta mi conjunto. Me sentí como llegando con la Copa Mundial de la FIFA a la casa.

¡JUEPUTA! Lo logré.

Le dije al vigilante que no dejara pasar a nadie a mi casa y avisara a los demás.

Que si alguien venía a preguntar por mí, llamara a la Policía.

Antes de abrir la puerta, grabé un video.

Al parecer, desde el domingo 6 de octubre los habían separado.

Milo y Camus volvieron a verse el viernes 11 cuando abrí la puerta.

Ese video lo publiqué después.

Una semana después de haber abierto los ojos y no saber dónde estaban, me encontraba ahí, con ellos nuevamente.

Tenía ganas de publicar por todos lados que ya lo tenía, pero esperé a que amaneciera, pues era como media noche.

Lo que hice fue publicar a las 2:06 a.m. el video con el capitán, la prueba de que esto no era mentira.

Me acosté a dormir con mis dos perros. No suelo hacerlo, pero en ese momento era lo que debía hacer, me lo había ganado y ellos también.

Jamás sabré qué tuvo que vivir cada uno, fueron 3 aventuras distintas. Solo puedo contar la mía.

En la publicación con el capitán dije que si lograba despertarme, haría un Facebook Live ya contando cómo recuperamos a Camus.

VIERNES 11


A las 9:10 a.m. tiré esta bomba en mi perfil.

La pesadilla había terminado...

A las 9:47 a.m. del viernes 11 de octubre de 2019, salí en vivo con mis dos perros dando la noticia.

Y ya, fin.

Después de eso, mucha gente cree que todo lo que les acabo de contar es mentira.

Si fuera mentira, no estaría escribiendo este post en mi blog, sino una serie ni la hijueputa para Netflix porque inventarse todo esto no es cualquier cosita.

Tampoco fue una estrategia de marketing digital ultra efectiva illuminati, ojalá lo fuera.

Es la historia que le ocurrió a alguien común y corriente y ahora todo vuelve a la normalidad.

¿Qué pasó con la vieja? ¿Está en la cárcel? ¿La atraparon? ¿Se voló?

Como dije arriba, desde el lunes 7 de octubre se hizo la denuncia en la Fiscalía.

Se está asignando a un fiscal que se encargará de revisar el proceso, las pruebas y demás.

Hay que esperar qué ocurre y es él quien puede emitir una orden de captura.

Los datos que se obtuvieron de ella durante el rescate de Camus van a aportar mucho a la investigación, pues ya se sabe absolutamente todo sobre ella.

Recomendaciones por si se le pierde o le roban su perro:


- Si se pierde, ofrezca recompensa
- Si se lo roban, no ofrezca recompensa, denuncie inmediatamente
- Ofrezca recompensa para quien ayude a dar con el paradero de esa persona, no para que le devuelvan al perro
- Use sus redes sociales
- Avise a las autoridades
- No se rinda
- Vaya contando cómo avanza el proceso
- Ponga anuncios en Facebook e Instagram para que se vean en la zona donde puede estar
- No será fácil, pero tampoco es imposible
- Si tiene ayuda de personas que vivan con usted, mejor (yo vivo solo y lo logré)
- Si yo pude recuperar a dos perros, usted puede con uno solo
- Invierta el 100% de su tiempo, nadie más lo va a hacer por usted
- Además de las placas que igual si es robo se las van a quitar al perro, póngale chip para temas legales (importantísimo) o por si lo encuentran y tratan de saber de quién es (no es un GPS)

Recomendaciones de seguridad en su casa:


- Cualquier persona que ingrese, familiar, amigo, conocido o desconocido, debe quedar registrado con foto en la portería
- Debe dejar un documento
- Debe quedar registro de qué cosas traía exactamente al entrar

Eso es todo, amigos.

Ah, y al final, alguien importante de El Colombiano lee este post y putea al que maneja las redes sociales por haber sido un malparido. Eso no lo muestran, pero eso pasa...

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Escríbanme si necesitan una asesoría para aprender a usar la plataforma de anuncios de Facebook e Instagram.

También para asesoría sobre community management y administración de redes sociales.

Compartan este post en sus redes, hay mucha gente como yo que tiene perros y habría dado la vida por haberlo leído justo antes de darse por vencida y quedarse sin hacer nada.